La escritura o la vida

  •  Jorge Semprún.
  • Tusquets Editores (Andanzas).
  • Primera edición 1994.
  • Idioma original: francés (L’ecriture ou la vie). Traducción al español de Thomas Kauf.
  • En Amazon
  • Nota: 10/10

O Deustchland, bleiche Mutter!
Wie haben deine Söhne dich zugerichtet
Dass du unter den Völken sitzest
Ein Gespött oder eine Furcht!

(!Oh Alemania, pálida madre!
¿Qué han hecho tus hijos de ti
para que, entre todos los pueblos,
provoques la risa o el espanto)
Bertold Bretch. 1933

Los mejores libros y escritores siempre me han llegado a través de recomendaciones, incluyendo La escritura o la vida. Esta es una novela-ensayo-biografía (magistralmente escrita, por cierto) sobre cómo enfrentar la vida tras la vivencia de la muerte. Cada capítulo se centra en un episodio, una época que se va entremezclando con historias pasadas y futuras. Recorriendo la poesía y la política europea del siglo XX, Semprún construye la historia de un aparecido («Un vivo [en Buchenwald], quiero decir: un futuro cadáver») a través de sensaciones un mundo infernal que lo perseguirá el resto de su vida. La angustia de volver a despertarse dentro de la peor pesadilla. «Que la vida fuera un sueño tras la realidad radiante del campo, era lo que me resultaba terrorífico».

El mismo autor califica su novela de «memorias victorianas» en una conversación con Juan Cruz , puesto que, a pesar del carácter intimista que nos introduce en los sentimientos más profundos del deportado, los datos sobre la vida personal y familiar están relegados a un segundo plano. Lo que nos cuenta sobre ello forma parte de su vida pública. A saber: su exilio en Francia, su captura y tortura por la Gestapo, su deportación a Buchenwald, su participación y posterior alejamiento en el partido comunista y la clandestinidad en la España de Franco o su etapa como ministro de cultura en España. Y sin embargo, construye un relato íntimo que nos sumerge de pleno en las reflexiones de la supervivencia al Mal.

¿Cómo contar la experiencia? ¿Cómo hacerse comprender? («De ahí la angustia de no resultar creíble, porque no se está muerto, precisamente, porque se ha sobrevivido»). Una de las principales preocupaciones del escritor es cómo hacer entender, a quien no lo ha vivido, qué supone el paso por un campo de concentración. La experiencia vital del deportado. La consecuencia más brutal del totalitarismo. Y, para Semprún, eso no se consigue a través de la enumeración de los sufrimientos y los horrores, sino que es necesaria una realidad ficcionada que evoque el ambiente del campo y que haga entendible la realidad.

(…) Mi recuerdo más personal, el menos compartido… (…) que arde en mi memoria como una llama de horror y de abyección… de orgullo también… es el recuerdo vivo, nauseabundo del olor del horno crematorio (…).

Un día cercano, no obstante, ya nadie tendrá el recuerdo real de este olor: será solo una frase, una referencia literaria, una idea de olor. Inodoro, por lo tanto.

El relato que hace Jorge Semprún no es el del testimonio que desgrana hechos y horrores del campo. Es de otro tipo. Es un testimonio del horror, del Mal y de la muerte en sí mismos. Recrea el infierno y su persecución. El humo del crematorio. La nieve. La angustia. La muerte. El horror. El mal. Pero también la fraternidad y la supervivencia.

Un libro necesario para entender la historia europea del siglo XX.

«Todo había vuelto a ser verdad, por lo tanto, todo seguía siéndolo: nada había sido un sueño».

Y el final. Me pierden los finales.

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